¿Cómo medir los versos?

Sin embargo, antes de intentar llevar a la práctica estos consejos, deberíamos saber de qué forma debemos medir los versos, es decir cómo hacer para comprender cuántas sílabas tiene el verso.
Muy bien. Antes que nada, debe tenerse en cuenta que cuando el verso acaba en una palabra aguda (que se acentúa en la última sílaba) deben contarse las diferentes sílabas y contar una más para obtener el total. En caso de que concluya en una palabra esdrújula (que se acentúa en la antepenúltima sílaba) debe contarse una de menos.
¿Sabes por qué? Pues porque las vocales tónicas cuando se encuentran al final de la palabra producen el efecto fonético de alargamiento, como si te exigieran que las mantuvieras un tiempo más, mientras que las esdrújulas te llevan a apagar la sílaba intertónica.
No basta, de todas formas con tener en cuenta estas cuestiones, sino que además hay que tener presente otras irregularidades que pueden afectar el cálculo. Aquí presentamos algunas.





Si en el verso hay dos vocales que se encuentran ubicadas una al final de una palabra y la otra al principio de la siguiente, se cuentan como una sola. Este fenómeno se conoce como sinalefa suele encontrarse constantemente en el habla coloquial por lo que no es difícil de comprender y de poner en práctica.
Ocurre que a veces dos vocales que se encuentran unidas no se pronuncian como una sola. Este recurso se llama hiato y si bien no es tan común como la sinalefa, puede resultar muy útil a la hora de componer poesía.
Cuando en una palabra hay dos vocales unidas, deben contarse como una. Este fenómeno se conoce como sinéresis y un ejemplo del mismo puede ser: “Muele pan, molino muele /trenza, veleta, poesía” se presenta en la palabra poesía que en vez de contar como un término de cuatro sílabas: po-e-sí-a, se cuenta como uno de tres: poe-sí-a.
Así como existe un fenómeno opuesto a la sinalefa, también hay uno contrario a la sinéresis y se llama diéresis; este recurso se forma al separar el diptongo de aquellas vocales que deberían ir unidas y contarse en una sola sílaba y por ende, forman dos sílabas diferentes. Por ejemplo en el verso de Fray Luis de León: “Qué descansada vida
la del que huye el mundanal ruïdo” en la palabra ruido existe el hiato que la divide en dos sílabas (rui-do), sin embargo el poeta hace uso de la diéresis para separarlo (ru-ï-do).




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